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25/2/11

"Sucedió un lunes a las 11.20. Mientras los guardas de la torre comían sándwiches..."

"La literatura norteamericana ha dado la bienvenida a un nuevo género en las estanterías de las librerías: los militares convertidos en escritores. (...)

... la particularidad de estos libros es que los narran soldados rasos -aunque casi todos con títulos universitarios-, hombres situados en la primera línea de fuego.

Mascar el polvo de las agrestes cordilleras afganas y evitar ser eliminado por los talibanes o ver cómo un ataque suicida con bomba en una plaza de Mosul (Irak) arranca de cuajo las dos manos a un compañero a la vez que vuela en pedazos a decenas de transeúntes les empujó a exorcizar las experiencias a través de la palabra, en prosa o verso.

"El teniente Jackson contempla sus inexistentes manos

No tiene sentido

Ningún sentido

Los muñones agitados al aire

Cuando unos instantes antes hacía 'bombas' de chicle

Desde la ventanilla de su Humvee...".

Con cien líneas de versos, el soldado Brian Turner describe el ataque en el que el insurgente se inmola en nombre de Alá. El título del poema es 2.000 libras y no escatima detalles sobre la crueldad de la guerra:

"El sargento Ledouix de la Guardia Nacional (...)

Morirá desangrado en pocos minutos

Pero se encuentra rodeado de una extraña belleza

Con la mano de una mujer tocándole la cara, cariñosamente

Como lo hubiera hecho su esposa

Sorprendido de encontrar una alianza en la destrozada mano

El oro brillante hundiéndose en la carne que ya toca el hueso".

Al escribir "Here, Bullet" (aquí, Bala), Brian Turner se limpiaba cada noche la guerra que le salpicaba por el día la cara y se jactaba de seguir vivo a pesar de tentar a las balas.

"La poesía fue el vehículo perfecto", declaró cuando se publicó su libro.

Siguiendo la tradición familiar, Turner sirvió durante siete años en el Ejército de Estados Unidos.

Uno de los poemas más trágicos es Eulogy, escrito en memoria del soldado Miller, que se suicidó disparándose un tiro en la boca mientras hacía guardia frente el Tigris.

"Sucedió un lunes a las 11.20

Mientras los guardas de la torre comían sándwiches

Y las gaviotas planeaban sobre el Tigris (...)

El soldado Miller se mete el cañón en la boca y traga fuego

El ruido hace que los pájaros abandonen el río".

(El País Semanal, 07/03/2010, p. 12 ss.)

30/6/08

Los poetas, entre su ombligo, la vida o el amor. De ahí no hay quien los saque, dice Visor

"En España se lee más poesía que nunca", asegura. Algo que no le extraña en un país dado al verso, "el que más de Europa, aunque no lo parezca", comenta, y donde se prefiere leer a los poetas vivos que a los muertos: "Somos así de gilipollas". Él los conoce bien, los trata intensamente y los divide en dos clases que al final convergen en una. "Los hay de dos estilos, los que escriben del amor y los que indagan en la vida. Ahora, todos, al final se parecen en algo: siempre se creen el ombligo del mundo". (CHUS VISOR: "Todos los poetas se creen el ombligo del mundo". El País, ed. Galicia, Última, 27/06/2008)

26/6/08

La poesía "hace" el corazón

"La pregunta por la relación entre poesía y pensamiento ha llegado a ser uno de los tópicos de los encuentros poéticos. Aparentemente, el tema da para mucho, pero una termina preguntándose si no será ésta otra de tantas falsas dicotomías que se inventan, al nombrarlas, para poder hablar de algo, que de eso, al fin y al cabo, se trata.

Obtuve la respuesta de repente, mientras leía el Fiat umbra (Pre-Textos) de Isabel Escudero cuando, al darme cuenta de que levantaba los ojos del libro y me quedaba con la mirada perdida después de la lectura de uno de sus fragmentos, recordé un ejemplo que ponía Miguel Palacios en sus clases de Ética: el que lee filosofía, decía, levanta a menudo la cabeza, como hace un pájaro al beber. Así, lo leído se filtra, como el agua en la garganta del pájaro, y se asienta en el entendimiento. Pues bien, tomé conciencia, en ese instante, de que no estaba leyendo un ensayo sino unos poemas y que, sin embargo, hacía el mismo gesto; la misma necesidad había de dejar que el agua se filtrase y hallase su camino hacia el núcleo. Si, pues, para beber el verso hay que levantar la cabeza, ¿qué diferencia existía entre el poema y el pensamiento?

No obstante, fiel al principio de sospecha, volví a la pregunta: ¿era realmente el mismo gesto? ¿Acaso no había, en la recepción de un buen poema, además del placer del entendimiento, un cierto paladeo? Ciertamente, el verso se "saborea". Y esto, el sabor, al que los filósofos de la India llamaban rasa, es algo que viene dado por la buena elaboración, por la sabia combinación de los ingredientes. No otra cosa es la poíesis.

Pero si bien la poíesis es el arte de hacer poemas, el poema no es la poesía. El poema es algo más. Nos abre una ventana, a veces pequeña, a veces grande, sobre el mundo. Nos cuenta algo que, sin saber, sabíamos, y que reconocemos. El poema es una evidencia que nos asombra. (...)
Y repetimos lo que murmura, nos lo aprendemos de memoria (par coeur) y el corazón, entonces, el corazón que no había, se hace.Este hacerse el corazón no es cosa de artificio. (...)
Vuelvo al Fiat umbra. A medio camino entre el haiku y la sentencia popular o la métrica breve castellana, estos "farolillos" expanden su luz en mi penumbra. Brevemente, a modo de estampas para la imaginación o para la inteligencia, permitiendo ese sesgo de la mente que tanto abreva. Sirvan de ejemplo para lo dicho. Beber un sorbo y levantar la cabeza. Como el pájaro." (Chantal Maillard:Poesía y pensamiento. El País, Babelia, 21/06/2008, p. 2)

8/4/08

Poeta... Pensarás


Poeta

Pensarás: ¡vaya un trabajo

esa vida regalada!

Escuchar algo en la música

y, entre broma y broma, hacerlo propio.


O adaptando un alegre scherzo

en un flujo de estrofas

jurar que es como gime

un pobre corazón en el esplendor de los campos.


Y luego oír algo en el bosque,

entre pinos como monjes que guardan voto

de silencio, o en una cortina de nubes,

en la niebla que cuelga del aire.


Recojo un poco a la izquierda y un poco a la derecha,

e incluso, sin sentirme culpable,

algo de la picara vida,

recojo todo del silencio de la noche.


Komarovo, verano de 1919


Anna Ajmátova

(En: Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva: El canto y la ceniza. Antología poética. Selección y traducción de Monika Zgustova y Olvido García Valdés. Círculo de Lectores. Barcelona. 2005)

3/3/08

El poeta conquistador y explorador

“El poeta tiene, para Brines, dos dimensiones, la de explorador y la de conquistador. "Cuando explora se sirve de la intuición (que también es inteligente), y va derramando sus impresiones. Luego viene la reflexión, que es la tarea del que conquista. Y que tiene que ver con la lucidez. Es el momento de decidir si hay alguna palabra que sobra, si los términos que se han empleado son los que convienen".

Uno de los versos de su poema Mere Road dice: "Y soy como algún hombre que viviera perdido en una casa de una extraña ciudad". (FRANCISCO BRINES: "La idea central de mi poesía es el mundo como pérdida". El País, ed. Galicia, Cultura, 29/02/2008, p. 51)