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11/11/18

Poesía documental...

"La poesía investigativa o documental.

 El mayor exponente de esta poesía es el activista político, poeta, editor, periodista y músico Ed Sanders –cuyos aportes ya se están estudiando en nuestro país–. Para él, la poesía investigativa es una red de versos realizados de todas las formas disponibles en la historia y la imaginación, configurados a partir de datos de la más diversa naturaleza: desde los detalles más subjetivos hasta cifras duras e inexpresivas.

Así como para un reciclador todo es valioso, también para la poesía investigativa todo material es útil. En lo personal, observo que a nivel de Latinoamérica ya hay un estallido de esta poesía, por ejemplo en México y recientemente en el Perú, donde se viene enseñando como lo fue el taller de poesía documental dictado en la Casa de la Literatura.

El poeta documentalista despliega un trabajo de apropiación y articulación de diversos documentos: textuales, iconográficos, sonoros, audiovisuales, electrónicos, virtuales, así como variadas propuestas que el avance tecnológico pudiera proyectar en el futuro. Y el Perú, que es un país multilingüe y pluricultural, donde como enunciaba Arguedas, conviven “todas las sangres”, es un espacio ideal para desarrollar esta vivencia estética.

Por lo tanto, la poesía investigativa o documental tiene un componente histórico, tal como se estableció desde su nacimiento de la mano de Ezra Pound y Charles Olson. Esta escritura es una exposición coral y polifónica, por lo cual exige al poeta asumir nuevas percepciones, comprender nuevos panoramas y evolucionar su trabajo a una realidad multiforme. El poeta analiza la realidad, convirtiéndose en un perito de la historia.

En mi visión, el creador tiene la obligación de describir la realidad histórica. Y a partir de allí destilar y verter líneas de belleza lírica, descendiendo desde el racimo de datos hasta el alma de los lectores. El vate debe ser controversial y radical, pero al mismo tiempo su poesía tiene que humanizar a la sociedad. Como dijo Vallejo: “Todo acto o voz genial viene del pueblo y va hacia él”.        (Ssociólogos, 07/11/18)


Convocatoria al taller de poesía documental con Paul Guillén.

 La poesía investigativa o documental es un tipo de creación poética opuesta a la poesía como manifestación del “yo” o de los sentimientos del autor. En la poesía investigativa el autor desarrolla un documento de trabajo o un collage que se caracteriza por la polifonía y la alteridad. Este tipo de poesía permite que otros sujetos, fuera del autor, expresen su voz, la cual es intervenida, interpretada y contextualizada.

Para explorar esta particular forma de plantear un proyecto literario, el poeta Paul Guillén dictará el Taller de Poesía Investigativa o Documental, que está dirigido a estudiantes de humanidades, jóvenes poetas y público en general interesado en experimentar en el formato documental.

Las sesiones del taller serán en la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima), los días jueves 14, 21, 28 de mayo y 4 de junio, de 5:15 a 8:15 p.m. La participación es gratuita con postulación previa.

Quienes deseen participar deben hacer clic en este enlace y llenar correctamente el formulario para ingresar al proceso de postulación. El plazo máximo para postular es el viernes 8 de mayo a las 12 m. La lista de 25 personas ingresantes al taller será publicada el lunes 11 de mayo en la página web de la Casa de la Literatura Peruana: www.casadelaliteratura.gob.pe

Metodología del taller
(...)
Programación

Sesión 1: Miradas sobre la poesía investigativa.

Lecturas: El verso proyectivo (1967) de Charles Olson. La poesía investigativa (1976) de Ed Sanders. Desde Reznikoff a Public Enemy. El poeta como periodista, historiador, agitador (2007) de Philip Metres. Docupoesía y archivo de deseo (2011) de Joseph Harrington. (...)

Sesión 2: Los grandes modelos norteamericanos.

Lecturas: El libro de los muertos (1938) de Muriel Rukeyser. Paterson (1946-1958) de William Carlos Williams. Los poemas de Maximus (1950-1969) de Charles Olson. Testimonio (1965) y Holocausto (1975) de Charles Reznikoff. (...)

Sesión 3: Modelos contemporáneos en lengua inglesa.

Lecturas: Dictee (1982) de Theresa Hak Kyung Cha. Shut Up Shut Down (2004) de Mark Nowak. Don’t let me be lonely. An American Lyric (2004) de Claudia Rankine. Jane A Murder (2005) de Maggie Nelson. Things Come On (an amneoir) (2011) de Joseph Harrington. INVERSE: “Creyente” (2009), docupoesía en video acerca del Huracán Katrina por la poeta Natasha Trethewey y el fotógrafo Joshua Cogan. (...)

Sesión 4: Modelos en Latinoamérica.

Lecturas: La Nueva Novela (1977) de Juan Luis Martínez. Purgatorio (1979) de Raúl Zurita. El Schock de los Lenders (1986) de Jorge Santiago Perednik. Monte de Goce (1991) de Enrique Verástegui.  (...)"                           (Casa de la literatura peruana, 23/abril/15)

30/4/10

"Los que leen poesía la necesitan como drogadictos"

""La poesía nos enseña que no buscamos lo que somos", explica un autor que ha centrado su obra en el sentimiento de pérdida. "Pero no como algo negativo", advierte, "sino como una fuente de conocimiento y de amor" (...)

"El lector de poesía no se busca a sí mismo sino que busca la verdad del otro", continúa. "Y esa es la verdadera tolerancia: que un creyente lea un poema agnóstico y se emocione de la misma manera que un agnóstico lee a san Juan de la Cruz crea o no en la mística. Gracias a la poesía, a su lectura intensa y verdadera, vivimos y sentimos vidas que de otra manera no podríamos vivir. Gracias a la poesía, siendo adolescentes podemos entender la vejez e incluso podemos volver a sentir el amor cuando ya no estamos enamorados. Es su milagro". Y su misterio, cabría añadir. Un misterio que para Brines difícilmente alcanza la novela, "que siempre tiene otras lecturas, lineales o invisibles". "Lo misterioso de la poesía es que tú la escribes pero tú no la eliges. Se apodera de ti. No sabes lo que vas a decir, sin embargo, sin saber lo que vas a decir pones o tachas. Es algo muy extraño, pero ocurre así". (...)

En 1987 escribió en otro de sus libros fundamentales, El otoño de las rosas:

Vives ya en la estación del tiempo rezagado:
lo has llamado el otoño de las rosas.
Aspíralas y enciéndete.
Y escucha,
cuando el cielo se apague, el silencio del mundo".

"Cuando estamos pletóricos no escribimos", añade. "Escribimos cuando no vivimos. No queda otra, es una necesidad. No soy un poeta muy estimulado, desgraciadamente soy tacaño y sólo escribo cuando no hay más remedio. Pero cuando lo hago me siento muy pleno, muy realizado. Y además me sorprendo, porque me ayuda a encontrarme, soy yo, sin ninguna necesidad de dibujar un autorretrato".

"Siempre escribo sobre las mismas cosas pero no es lo mismo la nostalgia de un niño que la de un viejo. Desafortunadamente ya tengo poco del niño que fui, pero lo importante es la vida y sólo somos conscientes de ese don cuando nos lo quitan. Por eso la muerte siempre ha estado en mi obra, por mi amor a la vida". El escritor recuerda entonces el libro que recoge todos sus poemarios, Ensayo de una despedida, y justifica el título: "Me despido de una vida que no hemos realizado, ¿no es esa la grandeza del hombre y la del amor? ¿No nos hace afortunados el dolor de la pérdida?". (...)

"Los poetas solemos ser amigos, sin importarnos la diferencia de edad. El poeta joven está cómodo con el poeta viejo, y al revés. Por eso vivimos de cerca los cambios generacionales y por eso conocemos qué ocurre en la poesía. En España, además, siempre aparecen voces nuevas y uno se encuentra revistas de poesía en los lugares más insólitos. Y eso que la poesía tiene poca conversación. En ninguna sobremesa se habla de poesía, sólo de chismes de poesía. La poesía nos alimenta por dentro, en silencio, porque los que leen poesía la necesitan como unos drogadictos. Y por eso son lectores tan agradecidos, tan reales. Y eso es algo que nos une a todos los que la leemos". (FRANCISCO BRINES: "Los que leen poesía la necesitan como drogadictos". El País, ed. Galicia, cultura, 29/04/2010, p. 38)

26/6/08

La poesía "hace" el corazón

"La pregunta por la relación entre poesía y pensamiento ha llegado a ser uno de los tópicos de los encuentros poéticos. Aparentemente, el tema da para mucho, pero una termina preguntándose si no será ésta otra de tantas falsas dicotomías que se inventan, al nombrarlas, para poder hablar de algo, que de eso, al fin y al cabo, se trata.

Obtuve la respuesta de repente, mientras leía el Fiat umbra (Pre-Textos) de Isabel Escudero cuando, al darme cuenta de que levantaba los ojos del libro y me quedaba con la mirada perdida después de la lectura de uno de sus fragmentos, recordé un ejemplo que ponía Miguel Palacios en sus clases de Ética: el que lee filosofía, decía, levanta a menudo la cabeza, como hace un pájaro al beber. Así, lo leído se filtra, como el agua en la garganta del pájaro, y se asienta en el entendimiento. Pues bien, tomé conciencia, en ese instante, de que no estaba leyendo un ensayo sino unos poemas y que, sin embargo, hacía el mismo gesto; la misma necesidad había de dejar que el agua se filtrase y hallase su camino hacia el núcleo. Si, pues, para beber el verso hay que levantar la cabeza, ¿qué diferencia existía entre el poema y el pensamiento?

No obstante, fiel al principio de sospecha, volví a la pregunta: ¿era realmente el mismo gesto? ¿Acaso no había, en la recepción de un buen poema, además del placer del entendimiento, un cierto paladeo? Ciertamente, el verso se "saborea". Y esto, el sabor, al que los filósofos de la India llamaban rasa, es algo que viene dado por la buena elaboración, por la sabia combinación de los ingredientes. No otra cosa es la poíesis.

Pero si bien la poíesis es el arte de hacer poemas, el poema no es la poesía. El poema es algo más. Nos abre una ventana, a veces pequeña, a veces grande, sobre el mundo. Nos cuenta algo que, sin saber, sabíamos, y que reconocemos. El poema es una evidencia que nos asombra. (...)
Y repetimos lo que murmura, nos lo aprendemos de memoria (par coeur) y el corazón, entonces, el corazón que no había, se hace.Este hacerse el corazón no es cosa de artificio. (...)
Vuelvo al Fiat umbra. A medio camino entre el haiku y la sentencia popular o la métrica breve castellana, estos "farolillos" expanden su luz en mi penumbra. Brevemente, a modo de estampas para la imaginación o para la inteligencia, permitiendo ese sesgo de la mente que tanto abreva. Sirvan de ejemplo para lo dicho. Beber un sorbo y levantar la cabeza. Como el pájaro." (Chantal Maillard:Poesía y pensamiento. El País, Babelia, 21/06/2008, p. 2)